El día 18 de octubre sentimos que algo que veníamos soñando hacía años, por fin encontraba un cuerpo y un corazón compartido: nuestra Fundación Ser Humano nacía rodeada de familias, amigos y colaboradores que creen en una nueva forma de cuidar la vida. Elegimos el Hipocampus Resort, en Concón, porque queríamos un lugar cercano al mar, abierto y luminoso, que acompañara el sentido profundo de esta inauguración.

Una mañana para las familias
Comenzamos la jornada recibiendo a madres, padres, niños y niñas en un espacio sencillo, cercano, sin protocolos rígidos, donde lo importante era mirarnos y reconocernos. Junto al equipo del Instituto Visión Intuitiva de España, vivimos un taller que invitó a las familias a descubrir su propia intuición y a recordar que los niños traen una sensibilidad que el mundo adulto necesita aprender a escuchar.
Ver a los padres sorprendidos por las capacidades de sus hijos, y a los niños disfrutando de un entorno de respeto y juego, confirmó una de las razones de ser de la Fundación: crear experiencias que expandan la conciencia desde lo cotidiano. Cerramos esa primera parte con una foto grupal que, más que una postal, simbolizó el compromiso de acompañarnos en este camino.

Un rito de pasaje hacia la esencia
Por la tarde, dimos inicio a la inauguración formal con una recepción de pie, música de saxofón en vivo y tazas de una infusión cálida que diseñamos especialmente para la ocasión. Invitamos a cada persona a cubrirse los ojos, a detenerse, a respirar y a transformar un simple “tomar té” en una pequeña ceremonia de atención plena, con la intención de abrir el corazón y recordar nuestra esencia humana.
Luego, ya en el salón, guiamos a los invitados a un espacio preparado con aromas suaves, luz cálida, flores y sonoterapia con cuencos, para que los sentidos —más allá de la vista— se hicieran protagonistas. Sentados en círculo y con los ojos vendados, escucharon el “Cuento de las dos almas” y participaron en ejercicios de presencia y comunicación que buscaban algo muy simple y a la vez profundo: volver a sentirnos humanos antes que roles, cargos o etiquetas.

Presentar la Fundación encendiendo una llama


En ese clima de recogimiento compartí, como Presidente de la Fundación, la visión que nos mueve: aportar a una transformación cultural que ponga el bienestar humano y la conciencia en el centro de la educación, la salud, las organizaciones y las comunidades. Para simbolizar el nacimiento de esta misión no quisimos cortar una cinta, sino encender una vela central —imagen de la esencia humana— desde la cual cada persona encendió la suya propia.
Ver cómo el salón se iluminaba con muchas pequeñas llamas fue una metáfora viva de lo que buscamos: recordar que, de muchas luces individuales, puede nacer una sola llama de humanidad compartida. Ese momento marcó, para mí y para el equipo, el verdadero inicio de la Fundación Ser Humano.
Un cierre que abre un camino
Terminamos la jornada con palabras de agradecimiento, música suave de salida, una foto final y un cóctel acompañado nuevamente por el saxofonista, donde las conversaciones fluyeron con naturalidad y entusiasmo. Cada detalle sensorial —las flores, la iluminación, los aromas, la música, las velas— fue pensado para que la inauguración no fuera solo un evento, sino una experiencia que quedará resonando en el cuerpo y en el alma de quienes asistieron.
Ese día no solo presentamos una organización; dimos juntos un paso hacia una forma más consciente, amorosa y responsable de relacionarnos con nosotros mismos, con los otros y con el mundo que habitamos.


































